Diana Tejada

Diana Tejada





Diana M Tejada (Careluna), nacida en santo domingo, a una edad muy temprana desarrollo un amor infinito por la literatura. De niña, tenía más libros que amigos. Comenzó a escribir a los 15 años. La mayor influencia que ha tenido en la literatura han sido Wilde, Cortázar y Carpentier.




Ajeno 

Me estoy muriendo.
Me estoy ahogando en el fondo de una botella de Brugal en algún bar barato.
Ahora fumó Marlboro rojo y me beso con extraños.
Me ahogo en una espiral de emociones absurdas causadas por cosas sin sentido.
La vergüenza retumba dentro de las paredes de mí cráneo.
Y mí vómito cae sobre el asfalto.
Me estoy muriendo poco a poco.
Segundo a segundo.
Cada minuto que pasa es un episodio de mí muerte constante.
Muero, despierto y vuelvo y vivo.
Viviendo una vida ajena, vida que no es mía.
Mirando hacia dentro desde fuera
Haciendo maldades que no me pertenecen.
Besando bocas ajenas, fumando cigarros ajenos. 

Ahora muero de nuevo, para mañana despertar y volver a morir.


Ciega 

Estoy, ahora ciega.
Escrutando a una negrura infinita, mis ojos se han salido de sus cuencas
Estoy ciega, pero veo.
Veo mí reflejo en un espejo negro y sucio.
Se que soy yo, pero no logro ver más que una cara sin rostro.
Estoy hundida, ahora en fondo de una botella.
Empicadola mientras grito por dentro,
El alcohol arde.
Y no veo nada, pasa por fauces
Toca mí epiglotis, baja por mí tráquea
Se diluye en mí sistema y me borra la memoria
Creando recuerdos imaginarios
Y al otro día, en un sitio desconocido, vuelvo a estar ciega
Exenta de mí visión o de mí realidad.

Hoy, ahora, nuevamente ciega.


Espuma plástica 

Espuma plástica, que se escapa entre mis dedos.
Espuma plástica que se vuelve nada entre las olas.
Espuma plástica que sabe a sal y azúcar.
Desaparece en el horizonte, haciendo versos en anonimato. 
Espuma plástica, que acaricia mí epiglotis.
Hoy voy a comer espuma plástica.
A llenarme de aire blanco.
Respirar el verde de tus ojos.
Mis pulmones serán azules 
y mí boca amarilla.
Espuma plástica ¿Por qué te haz ido? 
Espuma plástica a la deriva del olvido.
No toda la espuma de la playa es plástica
también lo es la arena
y el sol
y tus ojos.
Tus besos plásticos.
Labios, blancos y blandos como la espuma.
Pero ya no importa.
Todo es plástico, mí amor, tú amor, nuestro amor.

Muerte en un barrio de Santo Domingo

Muerte en la esquina de un colmado.
Muerte en el asfalto mojado.
En la sonrisa de un negro.
Muerte en la noche estrellada que guía mí camino.
En los palos de luz que hacen de luna llena.
Muerte en un barrio de Santo Domingo.
En una cabaña y en un condón panté.
Muerte en tus labios cuando me besan.
Muerte cuando muerdes mí labio y besas mí cuello
Muerte en la calle del conde.
En la música de palos en la esquina.
Muerte en tu sonrisa
Y en tus manos
Tus caricias 
Muerte en esa pose de poeta 
En el misterio de la noche.
En el humo de un cigarrillo
Muerte en un barrio de Santo Domingo. 


Te quiero en el caos

Te quiero como una herida que se cierra con cianuro.
Un cigarrillo que se consume en la luz amarilla de un poste.
Una casa hecha con naipes que con el viento se derriba.
Todo me hace acordarme de ti.
Del caos que eres.
Del caos que provocas en mí mientras eres caos tú mismo.
Caos y desorden contrarrestando mí orden.
Te quiero con tu caos.
Con tus tristezas.
Te quiero en una esquina de la zona o en mí azotea.
Te quiero cuando te ausentas por horas de la realidad.
Te quiero real, te quiero desnudo.
Te quiero como se quieren muchos días de lluvia.
A veces sí, a veces no.

Tu recuerdo

El problema no está en que si te extraño o no.
No está en si tu ausencia hace eco dentro de las paredes de mí ser 
No está en tu falta de querer
El problema está en que muchas veces extraño más tu recuerdo que ti
Extraño tu compañía con un café. 
Extraño tus malditas manías que me ponen loca.
Y las caminatas interminables que teníamos en las tardes.
Extraño bailar contigo y llorar en silencio cuando todo se vuelve abrumador.
Pero no te extraño, extraño tu recuerdo.
La memoria de lo que fuimos y lo que pudimos ser.
Extraño los minutos y las horas de compañía, pero estar contigo duele.
La inferencia
La lejanía.
Extraño tu recuerdo.


Noches naranjas

Que no se enteren en los salones lo que hacemos por las noches de agosto.
Él humo de los cigarrillos llenando el aire, el alcohol llenándonos a nosotros.
Que no se enteren en nuestras casas que salimos escapados por ventanas de ilusiones de libertad nocturna.
El vecino no se puede enterar de lo que traman los adolescentes rojos en sus trajes de baños naranjas.
Ellos gritan y chillan y comen postres que te hacen ver la luna partía en media en una tormenta.
¡AY! Que no se entere la bibliotecaria que me robe el último ejemplar de Nietzsche.
No te voy hablar de lo que hacemos en los parques clandestinos. Porqué si no, se llevan un pedacito de libertad de bolsillo y los días se volverán arrestos domiciliarios que saben a tardes de domingo.


Días de verano

Vivo en país azul donde siempre es verano.
Donde los tinacos se corren a las 5:55
Y el techo se llena de tonos tangerinas.
Me duelen estos días de verano.
El infierno es caliente como las calles coloniales
El infierno es una habitación que está llena de espejos y tiene puertas automáticas que se abren.
Justo como mis piernas
Un dulce, una nalgada, un juego de niños.
El infierno es frio y tiene duchas de agua caliente.
En el infierno se odia o se goza
Se usa o se deja ser usado con discreción.

Poema maldito

Iba a escribir un poema al amor y uno a la muerte 
Uno al poeta maldito que se robó mis escritos.
Tal vez era al perro viralata de la calle o a la vecina que barre. 
Quizá a mí madre o a la ausencia de mí padre.
Iba a escribir un poema maldito para un poeta maldito.
A la cotidianidad y a la vida. 
A la pena que veo en tus ojos cuando me miras.

Ahora mí vecina barre y el maldito perro de la calle no se calla.
Ladra, ladra y ladra.
Y por la independencia para un cobrador en una guagua que grita que me monte que él va para la Duarte.
Y miro las calles que siempre son las mismas de forma diferente cada día.
Veo al frutero de la esquina pelar una piña.
Y me dan ganas escribir un poema de amor al mojo de la pare’ 
Y a villa consuelo
Al niño de la esquina jugando vitilla.
Un poema a la noche que cubre mí camino y a los atracadores que bajan por la calle en un motor.
Al farol del azul del barrio sobre mí cabeza que hace de luna llena
Un poema maldito
Dedicado a un poeta maldito
A una cara sin rostro
A un camino de varilla y blo 
Y una casa hecha de asfalto 
A la negra de la esquina que bebe cerveza en un colmado empicandose de la botella.
Un poema maldito y mal escrito en la soledad de mí habitación
O en la servilleta de algún bar. 
Lo hice pensando en ti mientras me olvidaba de mí.
Lo hice en mis horas triste
Lo empecé cuando estabas aquí y lo terminé cuando te fuiste.
Un poema escrito de los extractos de mí memoria maldita plasmado en papel.
Lo hice mientras te escupía a la cara
Mientras te extrañaba
Lo hice porque todo lo feo me acuerda a ti
A lo hermoso que eres
Y es mí forma de decir te extraño
Hice un poema maldito
En una ciudad maldita 
Para un poeta maldito. 


Poema de alcantarilla

Triste realidad la que viven los poetas de callejones en sus casas de cartones.
El suelo es de cemento, la realidad es cuadrada y la mente redonda.
Las emociones se van por las alcantarillas en los días de lluvia
y el humo de sus cigarrillos no da para más.
Hoy en el colmado un señor me vio de arriba abajo
y su cara (o su barriga) se volvió verde.
Verde como la nota que se dan los tecatos en las esquinas del mercado.
Santo domingo es una selva de cemento
y no hay espacio para los poetas sin cuentas de banco.
El dinero no crece que los árboles, decía mi abuela,
¿crecerán los árboles del dinero como aguacates verdes en verano?
Voy irme del país disque para buscar un mejor futuro o mejor poesía.


El tinaco se llen[ooó]

El techo se llena de tonos tangerinas, y yo vivo en un país azul donde siempre es verano.
Los tinacos se corren a las 5:55
Y las galerías dejan morir el arte.
En la carretera verde se ven los fantasmas imaginarios si ves bien.
La poesía es escasa y sólo viene en tonos sepia.
Mi mundo es amarillo chillón como el llanto de un niño o la orina de un perro en una esquina.
Los mosquitos me dicen secretos al oído y yo odio que ellos me odien.
Hace dos años deje de fumar cigarros negros que hacían mis pulmones rojos.
Tengo dos alambres colocados en mis clavículas y por eso soy malvada.
Mi tía me dijo que tengo ojos de gata y cara de perra
Que deje escribir poesía y versos sin motivo
Que mis versos son tristes sin sentido
Las putas tristes y la poesía mala se resbalan por mí techo sin cemento.
Y yo aquí, sigo viviendo en un país caliente, pero de gente fría.

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